La biografía de Maurice Wilkins es una historia fascinante de dedicación y perseverancia en el campo de la biofísica. Desde su infancia hasta su contribución al descubrimiento de la estructura del ADN y su posterior reconocimiento a través del premio Nobel, Wilkins dejó un legado duradero en el campo científico. En este artículo, exploraremos la vida y los logros de Maurice Wilkins, centrándonos en su colaboración con Rosalind Franklin, su descubrimiento de la estructura del ADN, los premios y reconocimientos que recibió, las controversias y aclaraciones en su autobiografía, y finalmente, su contribución duradera a la biofísica.
Infancia y educación de Maurice Wilkins
Maurice Hugh Frederick Wilkins nació el 15 de diciembre de 1916 en Pongaroa, Nueva Zelanda. Proveniente de una familia académica, creció rodeado de libros y una sólida educación. Su padre, Edgar Wilkins, era médico y su madre, Eveline Whittaker, era maestra. Desde temprana edad, Maurice mostró un gran interés por la ciencia, especialmente en física y química.
Wilkins comenzó su educación en la Universidad de Auckland, donde estudió física y matemáticas. Luego de graduarse con honores, decidió continuar su educación en el extranjero y obtuvo una beca para estudiar en el St John’s College de la Universidad de Cambridge en 1938. Fue en Cambridge donde Wilkins se encontró con algunos de los mejores científicos de la época, quienes influyeron en su desarrollo académico y científico.
Inicio de la colaboración con Rosalind Franklin
Durante su tiempo en Cambridge, Maurice Wilkins comenzó a colaborar con Rosalind Franklin, una joven científica que se había unido al laboratorio del profesor John Randall en el King’s College de Londres. Juntos, Wilkins y Franklin trabajaron en la difracción de rayos X, una técnica que permitía el estudio de la estructura de los materiales a nivel atómico.
La colaboración entre Wilkins y Franklin fue altamente productiva. Wilkins se enfocó en el estudio de la difracción de rayos X del ADN, mientras que Franklin se dedicó a analizar y obtener imágenes de alta resolución. A través de su trabajo conjunto, lograron obtener valiosos datos sobre la estructura del ADN.
Descubrimiento de la estructura del ADN
En 1951, Maurice Wilkins y Rosalind Franklin obtuvieron una imagen de difracción de rayos X del ADN que revelaba una estructura en forma de hélice. Esta imagen, conocida como «foto 51», fue un avance significativo en el campo de la genética y sentó las bases para el descubrimiento de la estructura en doble hélice del ADN.
Wilkins compartió la «foto 51» con James Watson y Francis Crick, dos científicos que estaban trabajando en la construcción de un modelo de la estructura del ADN. Utilizando la información proporcionada por la imagen de difracción de rayos X de Wilkins y Franklin, Watson y Crick pudieron desarrollar su famoso modelo de la doble hélice.
Premio Nobel y reconocimientos posteriores
En 1962, Maurice Wilkins, James Watson y Francis Crick fueron galardonados con el premio Nobel de Fisiología o Medicina por su descubrimiento de la estructura del ADN. El premio reconoció el trabajo conjunto de los tres científicos, pero también generó controversia debido a la falta de reconocimiento a Rosalind Franklin, quien había fallecido en 1958 y no fue elegible para recibir el premio.
A pesar de las controversias, el premio Nobel catapultó a Maurice Wilkins a la fama y le permitió seguir contribuyendo al campo de la biofísica. En los años siguientes, Wilkins continuó investigando en el King’s College de Londres, donde se convirtió en uno de los líderes mundiales en el estudio de la estructura y función del ADN.
Como reconocimiento a sus contribuciones, Maurice Wilkins fue elegido miembro de la Royal Society, una de las instituciones científicas más prestigiosas del Reino Unido, en 1959. También recibió numerosos honores y premios a lo largo de su carrera, incluyendo el título de caballero en 1970 y el premio Copley de la Royal Society en 1976.
Controversias y aclaraciones en su autobiografía
En 2004, poco antes de su fallecimiento, Maurice Wilkins publicó su autobiografía titulada «The Third Man of the Double Helix: The Autobiography of Maurice Wilkins». En este libro, Wilkins aclaró algunas controversias sobre su relación con Rosalind Franklin y su papel en el descubrimiento de la estructura del ADN.
Wilkins admitió que la colaboración entre él y Franklin no fue siempre fluida, y que hubo tensiones y malentendidos en el laboratorio. Sin embargo, también enfatizó la importancia del trabajo conjunto y resaltó el papel fundamental de Franklin en el desentrañamiento de la estructura del ADN. Afirmó que tanto él como Franklin contribuyeron de manera significativa y que el premio Nobel reconocía el trabajo colectivo de todos los investigadores involucrados.
Legado de Maurice Wilkins en la biofísica
El legado de Maurice Wilkins en el campo de la biofísica es innegable. Su contribución al descubrimiento de la estructura del ADN sentó las bases para la comprensión de la genética y tuvo un impacto significativo en el desarrollo de la biología molecular.
Wilkins dedicó gran parte de su carrera a investigar la estructura y función del ADN. Sus investigaciones sobre la difracción de rayos X sentaron las bases para la técnica de la cristalografía de rayos X, que sigue siendo una herramienta fundamental en la investigación biofísica.
Además de su trabajo científico, Maurice Wilkins tuvo un impacto duradero en la comunidad científica a través de su enseñanza y mentoría. Durante su carrera, supervisó a numerosos estudiantes de doctorado y fue un gran impulsor de la educación científica.
La biografía de Maurice Wilkins es un testimonio de dedicación y logros en el campo de la biofísica. Desde sus inicios en Nueva Zelanda hasta su colaboración con Rosalind Franklin y su contribución al descubrimiento de la estructura del ADN, Wilkins dejó un legado duradero en el campo científico. A pesar de las controversias y acusaciones, su autobiografía aclaró su papel y resaltó la importancia del trabajo colectivo en la investigación científica. Su legado perdura en la biofísica y su trabajo sigue siendo fundamental para comprender y explorar la estructura y función del ADN.