Edward Bernays fue un destacado publicista y teórico de las relaciones públicas, considerado el padre de la propaganda moderna. Nacido el 22 de noviembre de 1891 en Viena, Austria, Bernays fue el sobrino de Sigmund Freud, lo que le permitió tener acceso a los conocimientos sobre la psicología y el inconsciente humano desde muy temprana edad. Esta influencia de su tío marcaría el rumbo de su carrera y lo convertiría en uno de los pioneros en el uso de estrategias psicológicas en el ámbito de la publicidad y las relaciones públicas.
Infancia y formación de Edward Bernays
Edward Bernays nació en el seno de una familia judía de clase media-alta. Su padre, Ely Bernays, era un exitoso comerciante de seda y su madre, Anna Freud Bernays, provenía de una familia intelectual. Desde temprana edad, Bernays mostró un gran interés por la psicología, la sociología y la política, lo que lo llevó a estudiar en la Universidad de Viena, donde se graduó en filosofía.
Durante su tiempo en la universidad, Bernays se sintió cada vez más atraído por las teorías de su tío Sigmund Freud, quien estaba revolucionando el campo de la psicología con sus ideas sobre el inconsciente y el poder de los deseos y pulsiones reprimidos. Esta influencia fue fundamental en la formación de Bernays y en su enfoque de la publicidad y las relaciones públicas.
Influencia de Sigmund Freud en su trabajo
La influencia de Sigmund Freud en el trabajo de Edward Bernays fue innegable. Bernays estudió de cerca las teorías de su tío y se dio cuenta de que podía utilizar los conocimientos sobre el inconsciente humano para influir en las decisiones de las personas. Este fue un enfoque radicalmente diferente al utilizado hasta ese momento en el campo de la publicidad y las relaciones públicas, donde predominaban las estrategias basadas en la persuasión y la manipulación. Bernays comprendió que, en lugar de convencer racionalmente a las personas, podía influir en ellas a un nivel más profundo.
Este enfoque psicológico revolucionó la forma en que se entendía la publicidad y las relaciones públicas. En lugar de simplemente tratar a los consumidores como seres racionales, empezó a considerarlos como seres emocionales e irracionales, cuyas decisiones son influenciadas por deseos y pulsiones inconscientes. A través de la manipulación de estos deseos reprimidos, Bernays pudo crear campañas publicitarias altamente efectivas que no solo persuadían a la gente a comprar productos, sino que también moldeaban sus actitudes y comportamientos.
Revolución en la propaganda y las relaciones públicas
La revolución de Edward Bernays en la propaganda y las relaciones públicas no se limitó solo al uso de la psicología en sus estrategias. También introdujo una mentalidad manipulativa y controladora en la forma en que se comunicaban los mensajes de las empresas y los políticos. Para él, la sociedad necesitaba un «orden» que debía ser preservado a través de la manipulación de la opinión pública.
Bernays consideraba que la publicidad y las relaciones públicas eran herramientas poderosas para moldear la opinión pública y controlar las masas. Creía fervientemente en la necesidad de influir en las personas y dirigir sus comportamientos para mantener la estabilidad y el progreso de la sociedad. Esta visión autoritaria y manipuladora chocaba con las tradicionales ideas de democracia y libertad de expresión, pero fue ampliamente aceptada y adoptada por muchas empresas y políticos.
Estrategias publicitarias innovadoras
Edward Bernays introdujo estrategias publicitarias innovadoras que rompieron con los métodos tradicionales utilizados hasta ese momento. Uno de sus logros más destacados fue la campaña para promover el consumo de tabaco entre las mujeres. En la década de 1920, fumar era visto como un hábito masculino y socialmente inaceptable para las mujeres. Bernays ideó una estrategia para cambiar esta percepción y hacer que fumar fuera una actividad liberadora y feminista.
Para lograrlo, Bernays organizó un desfile de mujeres en Nueva York que caminaron por la Quinta Avenida sosteniendo antorchas encendidas de «libertad femenina». En el evento, Bernays distribuyó cigarrillos entre las mujeres y envió notas de prensa a los medios de comunicación, destacando el mensaje de que fumar era una forma de liberación para las mujeres. Esta campaña fue un éxito rotundo y no solo aumentó el consumo de tabaco entre las mujeres, sino que también ayudó a cambiar la forma en que se veía el acto de fumar en la sociedad.
Otra estrategia innovadora de Bernays fue su trabajo para la American Tobacco Company en la década de 1930. Bernays fue contratado para aumentar las ventas de cigarrillos mediante la creación de la «breakfast cigarette» (cigarrillo para el desayuno). Mediante la promoción de la idea de que fumar un cigarrillo después del desayuno era una forma de «estimular el sistema digestivo», Bernays logró hacer que el consumo de cigarrillos se convirtiera en un hábito diario para muchos estadounidenses.
Impacto en la sociedad de consumo y la política
El impacto de Edward Bernays en la sociedad de consumo y la política fue profundo y duradero. Sus estrategias publicitarias innovadoras y su enfoque psicológico revolucionaron la forma en que se vendían los productos y se promovían las ideas políticas. Bernays entendió que las decisiones de compra y las actitudes políticas no se basaban únicamente en la razón y la lógica, sino también en las emociones y los impulsos inconscientes.
Gracias a su influencia, la publicidad y las relaciones públicas se convirtieron en una poderosa fuerza persuasiva que no solo incitaba a la compra de productos, sino que también moldeaba las actitudes, los valores y las creencias de las personas. La sociedad de consumo que conocemos hoy en día se debe en gran medida a las ideas y estrategias de Edward Bernays.
En el ámbito político, Bernays también dejó su huella. Fue contratado por varios presidentes de Estados Unidos, incluyendo a Woodrow Wilson y Calvin Coolidge, para ayudarles a dar forma a su imagen y promover sus políticas. Bernays comprendió que la política era un campo en el que la persuasión y la manipulación eran fundamentales, y utilizó sus conocimientos en psicología para influir en las opiniones y los comportamientos de la población.
Legado de Bernays en la actualidad
Aunque Edward Bernays falleció en 1995, su legado sigue siendo relevante en la actualidad. Sus ideas y estrategias han sido adoptadas por muchas empresas y políticos, que continúan utilizando la propaganda y las relaciones públicas para influir en las opiniones y los comportamientos de las personas.
En el mundo de la publicidad, la influencia de Bernays se ve en las campañas que apelan a las emociones y los deseos inconscientes de los consumidores. Los anuncios que utilizan imágenes sexuales, la música y el humor para crear asociaciones subliminales con los productos son una clara muestra de su influencia. Además, la manipulación de la información y el uso de tácticas de persuasión basadas en la psicología continúan siendo parte integral de muchas estrategias publicitarias.
En la política, la influencia de Bernays se ve en el uso de la propaganda y las relaciones públicas para influir en las elecciones y promover políticas específicas. Los discursos políticos que utilizan técnicas de persuasión emocional, la creación de imágenes cuidadosamente diseñadas de los políticos y el control de la información a través de los medios de comunicación son ejemplos de la influencia de Bernays en la política moderna.
Fallecimiento y reconocimiento post mortem
Edward Bernays falleció el 9 de marzo de 1995, a los 103 años de edad. A lo largo de su vida, recibió varios reconocimientos por su trabajo, incluyendo premios y honores por sus contribuciones al campo de la publicidad y las relaciones públicas. Sin embargo, también generó controversia debido a su enfoque manipulador y controlador de la propaganda.
A pesar de las críticas, el legado de Bernays perdura y continúa influyendo en la forma en que la publicidad y las relaciones públicas se entienden y se practican en la actualidad. Sus ideas y estrategias siguen siendo estudiadas y aplicadas por profesionales de la comunicación y el marketing, quienes reconocen la importancia de comprender los mecanismos del inconsciente para influir en las personas.
Edward Bernays fue un visionario del marketing y un pionero en el uso de estrategias psicológicas en la publicidad y las relaciones públicas. Su influencia en la propaganda y su enfoque manipulador y controlador han dejado una marca indeleble en la sociedad de consumo y la política. Aunque su legado sigue siendo controvertido, no se puede negar su impacto en la forma en que se venden los productos y se promueven las ideas. A día de hoy, su legado continúa siendo relevante y su influencia es innegable.